
Segundo movimiento: El ángulo abultado estaba.
Líneas sueltas bajo la luz azul de la pantalla.Y bueno, así es un cielo que no alcanzó a ser celeste
Rojo el horizonte o la berma en la que nos sentamos por los pasillos que no tenían pasado
Y aunque el futuro era algo así como un pulpo con muchas patas
Estaba aún entre nosotros
En medio de nuestros cuerpos un ser que eras tú y un ser que era yo
Pantano atragantándose en su propio barro
Ya un colchón no era suficiente
Dos o unas notas o que se yo
Gotas
Como pesas
Cotas como una selva donde la vida muere para dar tiempo a la vida
Yo se que no te conté, pero en la selva los mosquitos no temen morir.
Tienen tanta hambre de sangre que se lanzan. Saben, se lanzan con la esperanza de que
Vida porque son libres de morir o de vivir. Saben que otro con su misma configuración genética hará lo necesario. Pero sin perder.
A veces las palabras te hacen pensar que
Las palabras son la misma. O la producción biológica total del estado llamado yo que han conformado las células pero no es verdad.
Si, eran colchones como noches, o como panes con palta y tomate, o como huevos duros, o como esas pastas con salsas improvisadas por tus rulos. Eres una diosa y yo soy un demonio.
Pero el Dios que habita en el hombre me entregó el destino
Y aunque quise renunciar no pude. El Dios y la nube, el desierto y el mar; el edificio. La VENTANA GLORIOSA QUE NO SABE MORIR SIN REFLEJAR.
Y
Dentro de la cazuela había
Codos y hombros había papas y pescado
Había fideos y ajo picado y piscas de queso rallado
Había un bife de chorizo y una vieja racista que atendía e restaurante de Bolívar con Carlos Calvo. Pero y todo eso podía hacer por sí solo hacer emergersonar las trompetas
Limpiar intestinamente los dolores intestinoscongelar la apertura de la herida ante esa débil sombra
Como a un inválido imposible de golpear. Y a veces es que a veces siento que debí haberte rechazado desde el principio. Pero estaba débil y tampoco me importaba.
Aunque estoy seguro o creo estar seguro, o veo en el pasado con los ojos de un gato paranoico
Y creo que sillones y otras camas y camas propias sufrieron como yo.
Muertas las cosas, sustantivas y comunes. Muertas apreciaban todo con su percepción molecular
Y el asco o la casa misma terminaron por rebelarse
Entonces los árboles, amigos míos, llamaron con voces secretas
A las maderas de nuestro hogary la conciencia roja del árbol muerto gritó y YO oí
Y mi deseo fue escuchado.
¿Qué trato se le da entonces a los agujeros sin bordes que aparecen en la guata? ¿Al enorme espacio de tiempo que media entre la distancia de
el lugar del que me marcho para ir a casa
y el lugar en donde está casa?
¿Qué palabras debo pronunciar para que las tuyas broten sin conveniencia
asumiendo el costo, sin política, como en una familia de pobres e ignorantes
¡Ignorantes! Eso habría que ser para que brote en nosotros el Árbol. Resetearse. Comenzar de nuevo. Formatear.
La experiencia es una alabanza a la desconfianzael ardor blasfema contra la prudencia. Pero el universo grita en paz. Una honda negrura sin bordes que es la paz y el frío. Que es el mármol. Un concreto terrible de un tamaño imposible de concebir.
Porque eso hay cuando el ojo vuelve hacia el manto del pantano
Esto hay cuando el pantano despliega su manto sobre la conciencia.